29.5.10

APUESTA

Como una moneda antigua de cien pesos
ya no sirvo para algunos teléfonos públicos
mientras todavía otras máquinas
sólo funcionan conmigo
y a veces
cuando más me necesitan
ya no estoy
en los bolsillos
de ninguno
de ellos

y ando justamente rodando por algún lugar de la ciudad
donde no sirvo para nada
mientras alguien no me recoja de la calle
y me lance al aire
apostando su felicidad
al cara o sello

No hay comentarios: